Al acudir a un médico, dentista u oculista, te piden que leas y firmes su declaración de privacidad. ¿Qué significa esto?

Gracias a la Ley de Portabilidad y Responsabilidad de los Seguros Médicos (HIPAA, en inglés), en cada consulta te recuerdan que la información médica es privada y que solo será utilizada para asegurarse de que recibas la atención que necesitas.

La privacidad antes de la Ley HIPAA

Antes de que existiera la Ley HIPAA, un estudio de la Universidad de Illinois concluyó que más de un tercio de las empresas Fortune 500 leyeron expedientes médicos o información médica como parte del proceso de contratación de empleados.

Imagina tu preocupación de que un posible empleador decida no contratarte o que tu actual empleador te despida si se entera de lo siguiente:

• Has sido adicto a drogas o estás en vías de recuperación.
• Podrías necesitar tiempo adicional para gestionar tu tratamiento para el cáncer.
• Tienes VIH, hepatitis C o algún otro padecimiento.
• Recibes atención médica para problemas de salud mental.

Antes de que existiera la Ley HIPPA, los empleadores podían averiguar esta información. Le pasó a agentes del FBI. Le pasó a camioneros. Te pudo haber pasado a ti o a alguien que conoces. Desde la entrada en vigor de la Ley HIPAA en 1996, los empleadores no tienen acceso a tu información de salud.

La privacidad con la Ley HIPPA

• ¿Te han dicho que mantengas distancia en el mostrador de la farmacia?
• ¿Has firmado alguna solicitud de privacidad la primera vez que acudes a un médico u hospital?
• ¿No has podido obtener la información médica de algún familiar?

Aunque estos pasos podrían frustrarte, son necesarios para proteger tu información médica y la de los demás.

Puntos a considerar con la Ley HIPAA

Un hijo adulto. ¿Tienes un hijo que vaya a comenzar sus estudios universitarios? Si tu hijo es mayor de 18 años, podrías no poder obtener la información médica que antes sí podías. Si quieres saber de los servicios de atención médica que tu hijo recibe, tienes que completar una autorización que incluya el consentimiento por escrito de tu hijo.

Ayudar a seres queridos conforme a la Ley HIPPA. Te das cuenta que un familiar de edad avanzada tiene episodios extraños o problemas de memoria. Quieres saber sobre la atención médica que están recibiendo y si hay algo que deberías hacer para ayudarlo. Necesitas una autorización o un poder legal sobre la atención médica del familiar antes de poder ayudar. Completar uno de estos documentos con antelación puede reducir el estrés de la situación en cuestión.

Tu cónyuge tiene una enfermedad grave. Cáncer, la enfermedad de Lou Gehrig, insuficiencia renal. Estos y otros padecimientos pueden tornarse críticos rápidamente. Asegúrate de tomar decisiones que honren sus deseos. Quizá desean donar su cuerpo a la ciencia o ser donantes de órganos. Tal vez quisieran una orden en su expediente de no reanimación (Do Not Resuscitate). Completa los formularios necesarios para poder tomar o aplicar esas decisiones si tu cónyuge no puede hacerlo.